Aunque sé que a algunas personas les asusta la idea, en realidad disfruto llamando a mi novio “papá” y no hay absolutamente nada raro o problemático en ello. La próxima vez que oigas a alguien hablar de lo malo que es (o te encuentres a ti mismo pensándolo), aquí tienes algunas cosas que debes tener en cuenta.

Mi novio y yo somos iguales en todas las demás partes de nuestra relación.

Tenemos una relación muy equilibrada; cada uno toma sus propias decisiones y nos respetamos por encima de todo. Que a veces me guste que mi novio sea el dominante en el dormitorio no significa que ninguno de los dos quiera que él mande en nuestra vida diaria. Somos totalmente iguales en nuestra relación y no lo haríamos de otra manera.

Freud no tenía razón en todo.

Hay muchas teorías sobre por qué a algunas mujeres les gusta llamar a sus parejas masculinas “papá”, pero probablemente la más ampliamente (y falsamente) aceptada es la teoría de Sigmund Freud sobre que todos los niños quieren tirarse a sus madres y todas las niñas quieren tirarse a sus padres. Y aunque puede ser cierto que mucha gente acaba saliendo con versiones de sus padres, es difícil encontrar pruebas de que los niños se sientan atraídos sexualmente por sus padres. Después de todo, Freud es la mente brillante que nos trajo la asquerosamente sexista teoría de que las mujeres están biológicamente programadas para querer un pene, así que deberíamos tomar sus ideas con un grano de sal.

Hay una gran diferencia entre los apodos y los juegos de rol.

Si mi novio y yo estuviéramos jugando a rolear mi uso de la palabra “papá” a nivel literal, podría ser un poco raro (aunque si eso es lo que te gusta, no te juzgo). Para nosotros, “papá” es sólo un apodo, y como tal nunca va más allá de su significado de designarlo como el jefe en la cama para la noche.

¿Por qué “bebé” es normal para la mayoría de la gente pero no “papá”?

Si vamos a tomar los nombres de mascotas tan literalmente como la gente que se asusta por el uso de “papá”, deberíamos entrar en pánico por el uso casi omnipresente de la palabra “bebé”. La idea de tener sexo con un bebé es al menos tan repugnante como tener sexo con tu padre, así que ¿por qué los literalistas no se alborotan por el hecho de que las parejas se llamen mutuamente “bebé”?

A veces el sexo es en realidad sólo sexo.

Aunque puede sacar a la luz muchas verdades profundamente arraigadas en una persona, el sexo también puede ser sólo sexo. Mi novio y yo siempre hemos tenido una gran química en el dormitorio, en parte porque a los dos nos gusta el sexo y no traemos mucho equipaje a la mesa. El apodo de “papá” viene de ese juego mutuo y de la comodidad que tenemos el uno con el otro. Es ligero, sexy y no está cargado de ningún tipo de significado psicológico.

Demuestra un nivel de intimidad y confianza.

Como mujer de espíritu libre e independiente que casi siempre es la responsable y la que tiene autoridad cuando se trata del trabajo y las relaciones, me gusta llamar a mi novio “papá” en la cama como una forma de explorar mi lado vulnerable. Es una forma de apartarme del resto del mundo y mostrarle una parte de mí que es sólo para nosotros. Ser una jefa es lo que hago y a lo que pertenezco, pero todo el mundo necesita un poco de equilibrio a veces.

Estar excitada por la dominación en el dormitorio es bastante común.

Un estudio reciente en Canadá descubrió que el 65% de las personas que se identifican como mujeres tienen fantasías sexuales sobre ser sumisas con su pareja. Cuando llamo a mi novio “papá”, no es más que otra forma de decirle que es él quien manda, una dinámica a todas luces muy común y ampliamente aceptada.

Tal vez si mi novio fuera un macho alfa, me sentiría diferente.

No soy de las que se asientan con un tipo que se considera un hombre de hombres y me considera una “mujercita” que necesita protección, pero si saliera con un tipo así, ni de coña le llamaría “papá”. Mi novio es el hombre más tranquilo y sensato que conozco, así que usar ese apodo en la cama es sólo una forma divertida de burlarse el uno del otro, no un reconocimiento de nuestros respectivos papeles en nuestra relación.

Los orígenes no son tan sencillos como se podría pensar.

Según el profesor de la Universidad de Columbia Jack Halberstam, hay muchos orígenes para el uso sexual de la palabra “papá”, desde la América posterior a la esclavitud hasta el Berlín de los años 30. Así que mientras todo el mundo se sienta a señalar con el dedo y a juzgar a cualquiera que se atreva a mencionar su afición por el término, merece la pena conocer los hechos y ponerse al día sobre todos sus orígenes no freudianos.

Todo el concepto de “problemas con los papás” no es más que otra forma que tiene la sociedad de criticar a las mujeres y su sexualidad.

Los “problemas de padre” no sólo son un término comodín que permite a los hombres pasar por alto su propio egoísmo y sus deficiencias en las relaciones culpando a sus parejas femeninas, sino que es otra forma de avergonzar a otras mujeres por lo que hacen en el dormitorio. Si no se ridiculiza a los hombres por llamar a sus novias “bebé” en público, ¿por qué se ataca y sermonea constantemente a las mujeres por llamar a sus novios “papá” en privado? Todo el mundo necesita tomarse un respiro y dejar que otras personas disfruten de su propia vida sexual sin el escrutinio público.

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