DEAR AUNTY PAM: Mi hijo de ocho años ha llegado hoy del colegio llorando porque todavía cree en Papá Noel y evidentemente lo ha dicho en el autobús y se han burlado de él algunos de los niños mayores. Se me rompió el corazón.
Mi marido dijo que ya es lo suficientemente mayor como para no creer en Papá Noel, pero yo creo que 8 años es todavía muy joven y ¿qué daño puede hacer? Mi marido dice que sólo quiero mantenerlo pequeño (¿qué madre no lo hace?) pero también siento que alimentar la inocencia de la infancia no es algo malo…
¿Qué piensas? — FAN DE SANTA
DEAR SANTA FAN: ¡La tía Pam vota un sí rotundo a los dos!
Dejadme que os lo explique mientras lo copio de la máquina de Google: Verás, tu marido quiere que Junior sepa la verdad, y tú quieres permitir que Junior tenga un poco de inocencia navideña en un mundo lleno de violencia y acoso. La verdad es que Santa Claus está basado en el muy real San Nicolás y… aquí, déjame pegar de Wiki:
‘San Nicolás de Myra, también conocido como Nicolás de Bari, fue un obispo cristiano temprano de la antigua ciudad marítima griega de Myra en Asia Menor durante la época del Imperio Romano. Debido a los numerosos milagros atribuidos a su intercesión, también se le conoce como Nicolás el Maravilloso.
Tengo un amigo griego muy cercano que me dice que en Grecia los residentes decoran los barcos para la Navidad en lugar de las casas, ya que la creencia es que este santo tan bondadoso, que era conocido por curar, calmar las tormentas, dar regalos a los niños y salvar a las mujeres jóvenes obligadas por la pobreza a prostituirse, lanzando monedas de oro por sus chimeneas, llegó a través del mar en barco.
(No hay trineo ni Rudolf en las islas griegas. Sólo una preciosa arena dorada y un vaso de Retsina bien frío).
Así que cuéntale a Junior la verdad: que Papá Noel fue una persona real, que vivió una vida buena y cariñosa y que es su espíritu de bondad, que es muy real, el que incluimos durante nuestras celebraciones navideñas. Y no tiene nada que ver con la Coca Cola.
Y dile al maridito que si él puede soñar con hacer por fin un 15 de hándicap en el golf, su hijo tiene derecho a soñar también. No importa lo improbable que sea.
¡Salud, querida!! — AUNTY PAM
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