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Uno de los más conocidos es el Lactobacillus rhamnosus GG (LGG). Esta cepa de bacterias, que forma parte de muchos productos probióticos populares, tiene fama de ser un microbio útil. Los investigadores han encontrado pruebas de que puede ayudar con los problemas intestinales, las infecciones respiratorias y algunos trastornos de la piel. Algunas investigaciones sugieren que incluso puede ayudar a perder peso.

Pero una pregunta clave ha quedado sin respuesta: ¿Cómo produce realmente los beneficios el LGG?

Ahora, los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland (UM SOM) han dado una explicación. Parece que el LGG puede actuar como facilitador, modificando la actividad de otras bacterias intestinales. Es la primera vez que se describe este mecanismo; el descubrimiento podría ayudar a los científicos a crear estrategias más eficaces para fomentar un intestino sano. El trabajo se ha publicado en el último número de la revista mBio.

Claire M. Fraser, doctora, profesora de medicina en el SOM de la UM, así como directora del Instituto de Ciencias del Genoma, estudió el efecto del LGG en un grupo de sujetos de edad avanzada. “Esta especie de bacterias tiene fama de ser realmente útil para los seres humanos”, afirma la profesora Fraser. “Así que queríamos entender mejor cómo podría funcionar en el intestino humano”.

Ella y su colaboradora, la Dra. Patricia Hibberd del Hospital General de Massachusetts, hicieron pruebas con 12 sujetos, que ingirieron LGG dos veces al día durante 28 días. Analizó las bacterias intestinales antes y después de este régimen, y descubrió que la ingesta de LGG conducía a un aumento de varios genes que fomentan varias especies de bacterias intestinales, incluyendo Bacteroides, Eubacterium, Faecalibacterium, Bifidobacterium y Streptococcus. Se ha demostrado que estos microbios tienen una serie de beneficios en los seres humanos, incluyendo la promoción de un sistema inmunológico saludable. (Fraser señala que el LGG también puede tener efectos directos, además de su capacidad para modificar el ecosistema general.)

“Esta es una idea nueva, la de que algunos probióticos pueden funcionar afectando al ecosistema general del intestino”, dijo el profesor Fraser. “Antes tendíamos a pensar que el LGG y otros probióticos actuaban directamente sobre el huésped. Creo que este hallazgo tiene muchas implicaciones interesantes”. Por un lado, dice Fraser, apoya la idea de que debemos considerar los microbios del intestino como un ecosistema interconectado en lugar de una serie de bacterias solitarias. Modificar el comportamiento de los microbios que ya están en el intestino puede ser tan importante como añadir una sola especie a esta población.

La Dra. Fraser y sus colegas utilizaron un método innovador para enumerar las bacterias del intestino; este enfoque, conocido como análisis metagenómico, permite una visión mucho más completa de lo que los microbios están haciendo realmente en los intestinos de una persona determinada. Los métodos anteriores no proporcionan ni de lejos el mismo nivel de detalle que este método.

“El estudio del Dr. Fraser no sólo es fascinante, sino que ayudará a avanzar en un área de investigación que está surgiendo rápidamente”, dijo el decano E. Albert Reece, MD, PhD, MBA, que también es el vicepresidente de Asuntos Médicos de la Universidad de Maryland, y el Profesor Distinguido John Z. y Akiko K. Bowers y Decano de la Facultad de Medicina. “En los próximos años, los científicos aprenderán mucho sobre los microbios que existen en nuestro interior. Estoy seguro de que el profesor Fraser, el Instituto y la Facultad de Medicina participarán intensamente en estos esfuerzos pioneros”

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