Bueno, técnicamente sí. Es más que nada por estética, pero déjame explicarte. Tanto si te consideras un “foodie” como si no, en cualquier comida intervienen todos tus sentidos. Primero comemos con los ojos. Por ejemplo, todos nos hemos sentido decepcionados cuando pedimos una tortilla y llega sola, deslizada hacia un lado de un plato beige demasiado grande y rayado. La única guarnición son sus jugos, tal vez de setas o espinacas, que corren por el lateral de la misma. ¿Suena apetitoso? A mí tampoco. Así que las presentaciones importan.
¿Alguna vez has pedido una ensalada Cobb en un restaurante y cuando te la han puesto delante lo primero que has visto son los asquerosos anillos grises alrededor de las yemas de los huevos duros? Aunque eso no afecta al sabor, no es una buena manera de empezar tu experiencia gastronómica… especialmente cuando aprendes lo fácil que es evitar esos adefesios.
Entonces, ¿cuál es el método mágico?
Esta es la manera más fácil y correcta de hacer algo tan mundano para cualquiera que cocine o haga sus pinitos en la cocina. Para una explicación más detallada, desplácese hacia abajo:
SOLO LO BÁSICO
- Cubra los huevos crudos con agua fría y coloque la olla a fuego alto.
- En cuanto el agua llegue a hervir, programe un temporizador para 5-7 minutos.
- Vierta inmediatamente el agua y aclárela con agua fría.