¿Has notado cómo algunas personas parecen haber nacido con la capacidad de superar cualquier contratiempo con facilidad y caminar con una gran sensación de control sobre sus vidas…

Mientras que otras tienden a insistir en sus problemas y se ponen nerviosas fácilmente cuando surgen desafíos inesperados?

Bueno, la diferencia radica en la resiliencia mental de una persona, que es la capacidad de adaptarse a las tareas de la vida ante los retos y las adversidades.

La resiliencia también puede definirse como el poder o la capacidad de volver a la forma original, también conocida como elasticidad o tener flotabilidad al recuperarse de la enfermedad y la depresión.1

Las personas resilientes son capaces de recuperarse más rápidamente y de adaptarse más fácilmente a las nuevas situaciones.

Viven una vida más equilibrada y pueden centrarse claramente en lo que tienen por delante sin dejarse arrastrar.

Entonces, ¿cómo sabes si eres una persona resiliente por naturaleza?

Bueno, puedes empezar por repasar los rasgos de las personas resilientes, y tomar nota de estos consejos para desarrollar más resiliencia en tu vida:

Rasgo 1. Las personas resilientes no tienen problemas; tienen desafíos.

Miran sus errores como lecciones y oportunidades de crecimiento; no los ven como un reflejo negativo de sus capacidades o de su autoestima.

Cómo aprender de tus errores: Reconozca que cada experiencia en la vida tiene el poder de enseñarle algo valioso, así que busque siempre encontrar ese mensaje importante. Sepa que las cosas suceden por usted, no a usted.

Rasgo 2. Las personas resilientes son más optimistas.

Ven los efectos de las situaciones difíciles como temporales, más que permanentes. Por ejemplo, pueden decir: “Hice lo mejor que pude esta vez, pero lo haré aún mejor la próxima vez”, en lugar de “Hice un trabajo tan malo en esto, que nunca lo voy a hacer bien”.

Cómo mantener una perspectiva positiva: Aunque una situación o experiencia traumática puede ser extremadamente abrumadora en el momento, considere que podría no afectarle significativamente a largo plazo. Antes de entrar en modo pánico, evalúa cómo afectará a tu vida, intenta mantener la calma y céntrate en una solución. Recuerda que es tu elección cómo decides reaccionar ante cada situación.

Rasgo 3. Las personas resilientes son seguras de sí mismas.

Son amables y empáticas, sin embargo no pierden el tiempo preocupándose por lo que los demás puedan decir o pensar de ellas. Se dan cuenta de que las opiniones de los demás son simplemente un reflejo de esas otras personas, y no tiene nada que ver con ellos. Las personas resilientes también miran hacia el futuro, con la confianza de que hay cosas maravillosas por venir.

Cómo construir tu autoconfianza: La autoconfianza es saber que vas a tener éxito a pesar de los contratiempos que puedas enfrentar. Así que enorgullécete de tus habilidades y no tengas miedo de correr riesgos.

Rasgo 4. Las personas resilientes dedican su tiempo y energía a las situaciones que les hacen sentirse capacitados y contentos.

Ponen sus esfuerzos en los acontecimientos sobre los que tienen control, ya que saben que preocuparse por las cosas que están fuera de su control no sirve de nada. Un lema con el que me gusta vivir es: “Si no te gusta algo, cámbialo. Si no puedes cambiarlo, cambia tu forma de pensar al respecto”

Cómo sentirte capacitado y contento: Haz cosas que aporten sentido a tu vida y que te acerquen a tus objetivos. Una forma estupenda de empezar es invertir tu tiempo en aprender más sobre ti mismo; tus puntos fuertes y tus puntos débiles.

Rasgo 5. Las personas resilientes están comprometidas con sus objetivos.

Estos objetivos no sólo están relacionados con el trabajo o la carrera, también son objetivos personales como la salud, las relaciones, las amistades y las creencias. Las personas resilientes trabajan en su propio desarrollo personal invirtiendo tiempo en sí mismas y recompensándose por los grandes y pequeños logros. Sentirse orgulloso de uno mismo es una gran manera de ser más resiliente.

Cómo estar más comprometido contigo mismo y con tus objetivos: Empieza por comer sano, dormir lo suficiente, practicar la meditación y hacer ejercicio. Todo ello puede ayudarte a controlar el estrés. Cuando cuidas tu mente y tu cuerpo, estás mejor preparado para afrontar las adversidades. Además, dedica tiempo a cultivar las relaciones con tu familia, tus amigos y tus compañeros de trabajo. A veces, una simple carcajada con un allegado es el alimento perfecto.

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