Un pronóstico del tiempo puede decir con bastante fiabilidad si necesitarás o no un paraguas mañana. Crédito: Imagen de dominio público
Si quieres saber qué tiempo hará en la próxima semana, una previsión meteorológica puede darte una muy buena idea de lo que puedes esperar. Una previsión de siete días puede predecir con exactitud el tiempo en un 80 por ciento de las veces y una previsión de cinco días puede predecir con exactitud el tiempo aproximadamente en un 90 por ciento de las veces.
Sin embargo, una previsión de 10 días -o más- sólo acierta la mitad de las veces. Los meteorólogos utilizan programas informáticos llamados modelos meteorológicos para realizar las previsiones. Como no podemos recoger datos del futuro, los modelos tienen que utilizar estimaciones y suposiciones para predecir el tiempo futuro. La atmósfera está cambiando todo el tiempo, por lo que esas estimaciones son menos fiables cuanto más se avanza en el futuro.
Un pronóstico de siete días es bastante preciso, pero los pronósticos más allá de ese rango son menos fiables.
Cómo se hacen los pronósticos del tiempo
Algunas de las informaciones necesarias para hacer un pronóstico del tiempo provienen de los satélites ambientales. La NOAA, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, opera tres tipos de satélites medioambientales que monitorizan el tiempo de la Tierra:
Satélites geoestacionarios: Los satélites de la serie GOES-R (Geostationary Environmental Operational Satellite-R) de la NOAA orbitan aproximadamente a 22.000 millas por encima de la Tierra y proporcionan una imagen de cómo es el tiempo en este momento. “Geoestacionario” significa que los satélites orbitan al mismo ritmo que gira la Tierra. Esto significa que pueden recoger imágenes casi continuas sobre la misma zona. Como se centran en un punto, pueden proporcionar información al minuto sobre el mal tiempo. Esta información ayuda a los pronosticadores a entender la rapidez con la que una tormenta, como un huracán, está creciendo y moviéndose.
Una imagen de un Nor’easter frente a la costa de Nueva Inglaterra captada por un satélite geoestacionario de la NOAA llamado GOES-East. Crédito: NOAA
Satélites de órbita polar: Los satélites que forman parte del Sistema Conjunto de Satélites Polares (JPSS) de la NOAA orbitan a unos 800 kilómetros sobre la Tierra. Giran alrededor de nuestro planeta de polo a polo 14 veces al día. Como orbitan mientras la Tierra gira por debajo, estos satélites pueden ver cada parte de la Tierra dos veces al día. Los satélites de órbita polar pueden vigilar toda la atmósfera terrestre, las nubes y los océanos con gran resolución. Al observar estos patrones meteorológicos globales, los satélites de órbita polar pueden ayudar a los meteorólogos a predecir con exactitud las previsiones a largo plazo, hasta 7 días en el futuro.
Los satélites de órbita polar obtienen una visión completa de la Tierra cada día al orbitar de polo a polo. Como la Tierra gira, el satélite ve una parte diferente de la Tierra en cada órbita. Capta una imagen de todo el planeta como una serie de cuñas que luego se recomponen, como en la imagen de arriba. Crédito: NPP Land Product Evaluation and Testing Element de la NASA
Satélite de espacio profundo: El Observatorio Climático del Espacio Profundo (DSCOVR) de la NOAA orbita a un millón de millas de la Tierra. Proporciona alertas y previsiones meteorológicas espaciales, a la vez que controla la cantidad de energía solar que absorbe la Tierra cada día. El DSCOVR también realiza observaciones sobre el ozono y los aerosoles en la atmósfera terrestre. Estos factores son importantes a la hora de hacer previsiones sobre la calidad del aire.
Los satélites de órbita polar proporcionan la información más útil para las previsiones meteorológicas a largo plazo. Estos satélites utilizan instrumentos para medir la energía, llamada radiación, emitida por la Tierra y la atmósfera. Esta información se incorpora a los modelos meteorológicos, lo que a su vez permite realizar previsiones meteorológicas más precisas. También se pueden utilizar otros instrumentos para cartografiar la temperatura de la superficie del mar, un factor importante en las previsiones meteorológicas a largo plazo.
Los satélites de órbita polar vigilan toda la Tierra. Este mapa, creado con datos de un satélite de órbita polar llamado Suomi-NPP, muestra las temperaturas cálidas de la superficie del mar en naranja y las temperaturas frías y las cimas de las nubes altas en magenta. Esta información es importante para las previsiones a largo plazo. Crédito: NOAA
El satélite realiza estas mediciones precisas en todo el mundo dos veces al día. Esta avalancha de datos es lo que ayuda a los meteorólogos a predecir el tiempo de forma fiable con hasta 7 días de antelación. Estas mediciones también pueden ayudar a los meteorólogos a predecir patrones meteorológicos estacionales, como El Niño y La Niña.
Los satélites de órbita polar recogen información esencial para los modelos que pronostican tiempo severo como huracanes, tornados y ventiscas con días de antelación. La información que recogen también es necesaria para evaluar riesgos medioambientales como sequías, incendios forestales, mala calidad del aire y aguas costeras perjudiciales.