Dosis de energía de desfibrilación durante la parada cardiaca pediátrica: Revisión sistemática de estudios en humanos y modelos animales

Objetivo: Determinar la dosis de energía de desfibrilación inicial que se asocia con el retorno sostenido de la circulación espontánea (ROSC) durante el paro cardíaco pediátrico con fibrilación ventricular o taquicardia ventricular sin pulso.

Métodos: Se realizó una revisión sistemática utilizando cuatro bases de datos (PROSPERO: CRD42016036734). Se consideraron los estudios en humanos y en modelos animales de paradas cardíacas pediátricas que incluían la evaluación de la dosis de energía de desfibrilación externa. El resultado primario fue la RCE sostenida. También se evaluaron la supervivencia y las complicaciones inducidas por la desfibrilación.

Resultados: La estrategia de búsqueda identificó 14.471 citas de las cuales se revisaron 232 manuscritos. Diez estudios en humanos y 10 en modelos animales cumplieron los criterios de inclusión. Los estudios en humanos fueron estudios de cohorte prospectivos (n = 6) o retrospectivos (n = 4) e incluyeron entre 11 y 266 pacientes (mediana = 46 pacientes). Las tasas de RCE sostenida oscilaron entre el 0 y el 61% (n = 7). Ningún estudio informó de una asociación estadísticamente significativa entre la dosis de energía de desfibrilación inicial y la tasa de RCE sostenida (n = 7) o la supervivencia (n = 6). El metanálisis no se consideró apropiado debido a la heterogeneidad clínica. El riesgo de sesgo fue moderado. Todos los estudios con animales fueron ensayos controlados aleatorios con 8 y 52 (mediana = 27) lechones. La RCE se logró con frecuencia (≥85%) con dosis de energía que oscilaban entre 2 y 7 J/kg (n = 7). El umbral de desfibrilación varió según el peso corporal y parece ser mayor en los lactantes.

Conclusión: Las dosis de energía de desfibrilación y los umbrales variaron según el peso corporal y tendieron a ser más altos en los lactantes. No se pudo demostrar una asociación definitiva entre las dosis de desfibrilación iniciales y la RCE sostenida o la supervivencia. Los clínicos deben seguir las directrices locales basadas en el consenso.

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